martes, 28 de septiembre de 2010

Los privilegios de ser colono judío

PERIODISMOHUMANO.COM

475.000 judíos viven como colonos en los asentamientos ilegales levantados por Israel en Jerusalén Este y Cisjordania. El 26 de septiembre finaliza la moratoria parcial de 10 meses sobre la construcción de nuevas colonias, así que las grúas y excavadoras comenzarán a trabajar de inmediato y la cifra se incrementará en breve. Hoy están en el punto de mira como pieza clave de la partida que juegan Israel y Palestina en las negociaciones de paz. El Gobierno de Benjamin Netanyahu rechaza ceder un suelo que es “propiedad de Israel por ser la tierra prometida”, y la administración de Mahmud Abbas se niega a seguir soportando los 140 poblados que agujerean su futuro país. Sin embargo, independientemente de que sean una forma de dividir territorialmente a los palestinos, de interrumpir sus infraestructuras y de negarles una frontera segura, las colonias son un negocio al que nadie está dispuesto a renunciar, ni vecinos, ni empresarios ni políticos. Una mina de oro no puede cerrarse.

Según el Ministerio del Interior israelí (en manos del partido ultraortodoxo Shas), los colonos reciben un 22% más de ayudas que el resto de ciudadanos con carencias socioeconómicas. En el último año se les asignaron 265 millones de shekels (53,8 millones de euros), el 10% de los fondos totales para desarrollo, cuando no son ni el 6,7% de la población. Todos los asentamientos tienen ayudas, incluso los más acomodados, como los de Ariel (allí vive el ministro de Exteriores Avigdor Lieberman, del nacionalista Israel Beiteinu) o Ma´ale Adumim, donde la renta per cápita es un 5 y un 7% superior, respectivamente, a la media nacional, de 98.699 shekels (20.053 euros, 3.900 menor a la española). Cada colono recibió 115 NIS (23,5 euros), cuando lo normal son 94 (19 euros). Los dos consejos regionales más beneficiados de Israel han sido los de otras tantas colonias: Hebrón, con 288 NIS por cabeza (58,5 euros), y el Valle del Jordán (275 NIS, 55,8 euros); el primero se halla junto a la mayor ciudad de Cisjordania y el segundo domina la mitad fértil del río, la mejor avanzadilla para controlar la frontera con Jordania. Estas medias son 17 veces superiores a las ayudas para trabajadores extranjeros, según la investigación de Yoram Ida, profesora de Política Pública de la Universidad de Tel Aviv.

Como explica el historiador norteamericano Arno Mayer en El arado y la espada (Península), mientras los ayuntamientos reciben el 34% de sus ingresos del Estado, las colonias llegan al 57%, y los alcaldes de cualquier partido están “deseosos de gestionar tan sabroso pedazo del pastel”. Lo mismo sucede a las empresas, a las que el Ejecutivo de Tel Aviv -informa su Ministerio de Industria- da cada año 180 millones de euros en ayudas para su instalación y mantenimiento, garantizando a los colonos un empleo, sobre todo en aceiteras, canteras, conservas e invernaderos. Hay tanto trabajo que los empresarios se ven obligados a emplear a sus vecinos palestinos, de los que cerca de 1.500 reciben un salario de origen colono.

Desde que en 1967 el Partido Laborista (centro izquierda) impulsó los asentamientos la política de colonias le ha costado a Israel 7.500 millones de euros, “lo que ha consumido el presupuesto para educación, bienestar social e investigación no armamentística” y ha ayudado “a aumentar la pobreza, con casi un millón de personas por debajo del umbral mínimo, entre ellas, el 30% de la población infantil”, denuncia Maayan Geva, de B´Tselem, el Centro israelí de información sobre derechos humanos en los Territorios Ocupados. Esta asociación ha encuestado a los colonos y las tres cuartas partes confiesan que no se fueron allí por motivos religiosos. Querían una casa subvencionada y unos servicios públicos preferentes. Con la crisis azotando, no es extraño que desde 2007 se haya registrado un crecimiento anual de su población de entre el 5 y el 10%, dos veces más rápido que en el conjunto nacional.

El matrimonio Lorenzana da la razón a la encuesta. De origen argentino, lleva dos años en Ariel (18.000 habitantes). No son ultraortodoxos pero creen que Cisjordania -o Judea y Samaria, como ellos la llaman- “es la tierra bíblica de leche y miel”. No tienen hijos, pero creen que la colonia será el mejor sitio para criarlos cuando lleguen. “Las fronteras son seguras, hay buenos colegios y médicos y se respira el verdadero alma israelí, sin la contaminación de otras costumbres”, dice Isaac. Su esposa Esther añade como despedida: “Tenemos que seguir creciendo y hacernos con toda la tierra posible. Todo lo que cojamos seguirá siendo nuestro tras las negociaciones”. Casi calca los discursos pasados de Ariel Sharon.

360.000 colonos (75%) son además ultraortodoxos, por lo que suman a las ayudas generales otras ventajas estatales. Seis de cada 10 no trabajan y se dedican a estudiar la Torá, por lo que se las pasa una pensión nunca inferior a 500 euros al mes, acumulables a las ayudas por hijos (la familia media tiene de cinco a siete miembros) y a las becas especiales para estudiar en escuelas talmúdicas. Están eximidos de hacer el servicio militar; de 1975 a 2007 las prórrogas por razones religiosas pasaron de un 2,5 a un 11%, 50.000 personas, cuatro divisiones, y eso que ellos defienden la necesidad de proteger y velar por los asentamientos con el Ejército. A su autoridad espiritual, que ha hecho ceder a los sucesivos gobiernos de Israel, hoy suman su peso político, con el Shas como tercer socio del gabinete Netanyahu (11 escaños), al frente de ministerios como Interior y Vivienda. De este último dependen las colonias, así que nadie espere un paso atrás. La congelación no ha sido más que una anécdota.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Judíos y palestinos: comparación falaz

KURT BRAININ - Buenos Aires, Argentina - 26/09/2010

Una vez más, en su carta del 23-9-2010, el embajador de Israel en España se arroga una especie de derecho natural a representarnos a todos los judíos del mundo, al tiempo que considera no ético el negar a los judíos "su derecho a un Estado-nación propio" y dice "Israel para los judíos y Palestina para los palestinos".

Sin hablar de la insaciable e irrefrenable política de apropiación de tierras ajenas por parte de Israel, esta supuestamente ecuánime equivalencia es absolutamente falaz, porque últimamente se intenta confundir el reconocimiento del Estado de Israel, cosa que los palestinos ya han hecho hace muchos años, con la exigencia de reconocerlo como propiedad del pueblo judío. "Judío" no equivale a "palestino", equivale a "cristiano" o "musulmán". "Palestino" no equivale a "judío", equivale a "israelí" o "español".

Los países democráticos son de todos sus ciudadanos y no solo de los que pertenecen a un grupo determinado. ¿Qué diría el señor embajador si países como España o Argentina se proclamaran propiedad de los católicos y redujeran a todos los demás, judíos inclusive, al papel de ciudadanos de segundo orden que tienen los no judíos en Israel? En su país, señor embajador, los judíos tienen derechos que los demás no tienen, en cuanto al derecho de vivir allí y a la propiedad de la tierra, sin ir más lejos.

Como judío escapado del nazismo y que ha perdido por su causa la mitad de su familia más cercana, me resulta intolerable que el Estado de Israel usurpe continuamente mi representación y la de mis muertos para justificar cualquier cosa que se le ocurra hacer.

Fuente: ELPAÍS

domingo, 26 de septiembre de 2010

Israel será Palestina

Gilad Atzmon

Traducido para Rebelión por LB

Una reunión celebrada ayer entre el primer ministro palestino Salam Fayyad y el vicecanciller israelí Danny Ayalon terminó abruptamente. La disputa surgió cuando el viceministro de Relaciones Exteriores israelí exigió que en el resumen de la reunión se hiciera referencia a la noción de "dos Estados para dos pueblos", en lugar de solamente "dos Estados".

"Quería que [en el acta de la reunión] figurara como mínimo [la expresión] ‘dos Estados para dos pueblos’. Quise saber qué es lo que pretendían. ¿Un Estado palestino y un Estado binacional, u otro Estado palestino?", explicó a Ynet el viceministro israelí. “Les dejé claro que quedaríamos fuera de la foto si en el resumen no figuraba [la frase] ‘dos Estados para dos pueblos’".

El primer ministro palestino no pudo aceptar la exigencia israelí por muchas razones: Israel está situado en la Palestina histórica. Nació mediante el robo y la limpieza étnica. Sigue estando ahí mediante el robo. Al menos una quinta parte de los habitantes de Israel son palestinos. Y por si eso fuera poco, ningún negociador palestino permitirá jamás que se ignore la cuestión de los refugiados, y con motivo: el derecho al retorno sigue siendo el meollo de la causa palestina.

Curiosamente, en el contexto de la solución de los dos Estados, un Estado palestino sería definido geográficamente: sería un Estado de ciudadanos y sería también una amalgama civilizada de diferentes etnias y religiones. Israel, por el contrario, sería una creación orientada racialmente: sería un Estado judío en el que los judíos ocuparían la cúspide. Me pregunto qué razón podría tener nadie en la comunidad internacional para apoyar esa solución o un Estado semejante. Sin embargo, no me sorprendió leer en Ynet que Tony Blair, que participó en la primera parte de la reunión de ayer, "apoyó la postura israelí". Supongo que tras arrastrarnos a todos a una guerra religiosa sin fin, Blair ha desarrollado una afinidad con los argumentos judeocéntricos y con la forma de pensar sionista. Al fin y al cabo, no olvidemos que fueron el sionista señor Levy y los Amigos Laboristas de Israel (Labour Friends of Israel) los que financiaron su partido cuando inició la guerra contra Irak.

Tampoco debe sorprendernos que las rondas de conversaciones en curso no lleven a ninguna parte. De hecho, dado que el sionismo no incluye preceptos políticos pacíficos, el conflicto entre Israel y Palestina no puede ser resuelto mediante las actuales conversaciones de paz ni mediante ningún tipo de resolución dominada por la visión sionista del mundo. El Estado judío se ve a sí mismo como el renacimiento de la nación israelita bíblica, lo cual significa en la práctica un desastroso conflicto sin fin. Este conflicto es probablemente la mayor amenaza para la paz mundial, pero sin duda es trágico también para los israelíes que están naciendo en una realidad condenada, determinada por una historia bíblica fantástica.

En la reunión, Ayalon dijo que "Israel seguirá apoyando la economía palestina, incluso sin su consentimiento”, pero también señaló que "han de tenerse en cuenta también las necesidades de seguridad de Israel". En lugar de guiarse por un sincero deseo de paz y por un espíritu de reconciliación, los responsables de la política israelí han abrazado la filosofía del palo y la zanahoria: ofrecen una combinación de "premios" y "castigos" para inducir a los palestinos a “comportarse servilmente". A los palestinos les están ofreciendo constantemente migajas, mientras que el ejército israelí permanece listo para desatar en cualquier momento su poder mortal. Básicamente, lo que los israelíes están haciendo es comprar tiempo. Sin embargo, al hacerlo, es obvio que están sacrificando su futuro. No es ningún secreto que todo lo que los palestinos necesitan para ganar es eso: tiempo.

La "solución de los dos Estados" es una idea vana y ya va siendo hora de que la comunidad internacional deje de malgastar energías tratando de lograr esa solución. Los hechos sobre el terreno son claros, como Daniel McGowan expresó claramente hace unos meses:

"Lo que realmente existe dentro de las fronteras controladas actualmente por Israel (que comprenden el Israel anterior al 67, Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán) es un único Estado. Cuenta con una única red eléctrica, un único sistema de agua, una moneda única, un sistema principal de carreteras, un servicio postal y una frontera exterior. Los bienes y las personas que entran en ese Estado de facto lo hacen a través de puertos, aeropuertos y un número limitado de entradas. Los certificados de embarque y los pasaportes son controlados y sellados por los funcionarios de este Estado único".

De momento, ese Estado único recibe el nombre de Israel. Se trata de un Estado dominado ideológicamente por el racismo judío y alimentado prácticamente por el supremacismo talmúdico. Sin embargo, eso cambiará. Contra todo pronóstico, a pesar del poder nuclear israelí, de los grupos de presión judíos de todo el mundo, de los aviones F-35 Stealth y del entusiasmo del Viceministro de Relaciones Exteriores israelí, Israel se convertirá en un Estado de ciudadanos, y cuando eso ocurra su nombre será Palestina.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Palestinos e israelíes batallan en Wikipedia


Por Mel Frykberg

RAMALAH, 7 sep (IPS)

- Palestinos e israelíes utilizan los medios de comunicación como nuevo campo de batalla para ganarse a la opinión pública internacional.

Israel lideró el camino durante décadas con la ingeniosa y profesional "Hasbará" (en hebreo, "esclarecimiento"), su maquinaria de propaganda. Esta fue operada desde sus consulados y embajadas alrededor del mundo, con acceso privilegiado a los medios internacionales.

Sin embargo, en los últimos años, la opinión mundial se ha vuelto cada vez más crítica de Israel, en especial de su trato a los palestinos, tanto en los territorios ocupados como dentro de sus propias fronteras.

Detrás de las legiones de aparentes ciudadanos comunes y corrientes que apoyan a Israel y hacen sentir fuertemente su presencia en cartas a los periódicos, programas de radio y sitios de Internet, hay mucho dinero y campañas cuidadosamente orquestadas desde Tel Aviv. Los periodistas más críticos de Israel han sido objeto de estas maniobras.

Pero los palestinos aprenden rápido estas armas de guerra, y están prontos para responder.

Durante el feroz ataque militar contra Gaza en 2008 y 2009, una horrorizada comunidad internacional vio como las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) mataban a más de 1.400 palestinos, la mayoría de ellos civiles, acorralados y sin lugar para esconderse.

Fue en este punto en que Israel aceleró su Hasbará. La cancillería israelí creó un "equipo de guerra en Internet" como parte de su presupuesto anual.

Más de 150.000 dólares fueron destinados a las etapas iniciales de esta ofensiva propagandística llevada a cabo por los departamentos de relaciones públicas del gobierno, así como por organizaciones y grupos privados. Su misión: contrarrestar la publicidad negativa en los medios.

El equipo especial estaba integrado por universitarios y ex soldados con fluidez en varios idiomas y expertos usuarios de Internet. Se les pagó para navegar en la red y difundir opiniones positivas de Israel...

(para seguir leyendo clica aquí)

martes, 14 de septiembre de 2010

Control de Daños (las reflexiones íntimas de Netanyahu, Abbas y Obama en vísperas de la Conferencia de Paz)


Uri Avnery
www.avnery-news.co

El pasado miércoles una periodista holandesa me pidió que tratara de adivinar los pensamientos de Benjamin Netanyahu de camino a Washington.
Parece que quedó satisfecha con el resultado porque a continuación me pidió que adivinara los pensamientos de Mahmoud Abbas.

Aparentemente volvió a quedar satisfecha, porque acto seguido me pidió que hiciera lo mismo con Barack Obama.

He aquí las cosas que le dije en aquella ocasión:

REFLEXIONES DE NETANYAHU DE CAMINO A WASHINGTON:

Lo más importante es minimizar los daños.

Hace poco alguien me preguntó cómo veía nuestra situación dentro de cuatro años. ¡Cuatro años! ¡Si lo que a mí me preocupa es lo que ocurrirá en cuatro semanas, cuando concluya el plazo de suspensión para la construcción de asentamientos!

Me siento como un oficial en el puente del Titanic que ve surgir delante el horrible iceberg.

Con estos colonos (sí, sí, ya sé que debería llamarlos "habitantes de Judea y Samaria") no hay bromas. Es imposible razonar con ellos y convencerlos de que permanezcan callados mientras buscamos la manera de sortear la congelación [en la construcción de nuevos asentamientos].

Arik [Sharon] lo intentó. Cuando planeaba la separación [de los ocupantes israelíes de las tierras de la Franja de Gaza], le dijo a los colonos: sacrifiquemos una docena de pequeños asentamientos para salvar a otros cientos. Amputémonos el dedo meñique para salvar todo el cuerpo. No sirvió de nada. Los colonos decidieron luchar por cada uno de los asentamientos.

El año pasado, cuando empezamos a hablar del tema de la congelación, peleé como un león para limitarla a diez meses en lugar de un año, que es lo que Obama había exigido. Ambos comprendimos la diferencia: los diez meses tocaban a su fin en el momento álgido de la campaña electoral estadounidense. El plazo de un año habría terminado después de las elecciones. Pensé que si la congelación concluía en septiembre Obama no se atrevería a presionarme para ampliar la moratoria. Los votos y el dinero judíos marcarían la diferencia.

Yo crecí en los Estados Unidos. Sé cómo funcionan las cosas allá. El AIPAC manda en el Congreso. Los políticos tienen miedo de nosotros todo el tiempo, y mucho más en época de elecciones. Saben muy bien que si no apoyan a Israel serán puestos de patitas en la calle.

Pero ahora tenemos un lío. Obama quiere a toda costa hacer algo que se pueda presentar a los votantes como un gran logro. Pero Abu Mazen [Mahmud Abbas] se niega a negociar si se reinicia la construcción de los asentamientos. Así que Obama me presiona para continuar con la moratoria. Si accedo, mi coalición se romperá. No he olvidado que la última vez, en 1999, no fue la izquierda la que derribó a mi gobierno, sino mis propios compañeros de la derecha.

Por supuesto, Obama y su gente van a proponer toda clase de soluciones de compromiso. Un congelamiento "simbólico" que en realidad no nos impedirá construir. O un levantamiento "simbólico" de la moratoria, que realmente impedirá construir más. O algo en la línea de la propuesta de Meridor. Eso fue un globo sonda que le pedí a Dan que lanzara en su nombre. [El ministro sin cartera Dan Meridor propuso construir sólo en los grandes bloques de asentamientos que el gobierno israelí pretende anexionar a Israel.] Pero los colonos no están de acuerdo ni siquiera con eso.

Entonces, ¿qué hacer? No lo sé. Debo confiar en mi talento para la improvisación y sortear este obstáculo. Pero incluso si consigo aplazar este asunto hasta después del 26 de septiembre, puede que entonces estalle. Lo principal es asegurarse de que la culpa caiga sobre Abu Mazen.

¿Y la paz? No me hagan reír. No tengo tiempo para semejantes fruslerías. Evidentemente, lo máximo que puedo ofrecer ni siquiera se acerca a lo mínimo que [los palestinos] pueden aceptar. Qué, ¿tendría que dividir Jerusalén? ¿Tendría que desmantelar los cientos de asentamientos y puestos de avanzada? ¿Debería entregar el valle del Jordán? ¿Debería acceder al retorno de siquiera un refugiado? Incluso si lo quisiese -¡y ni remotamente lo quiero!-, sería incapaz de hacerlo. Qué, ¿romper la buena coalición que tengo ahora y quedar a merced de esa horrible mujer?

No voy a decirlo, por supuesto. Al contrario, los voy a rociar con una buena andanada de palabras hueras y pomposas. Le diré a Abu Mazen que es mi interlocutor. Hablaré de dolorosas concesiones. Me voy a vender como el Nuevo Netanyahu. (Dios mío, ¿cuántas veces tendré que convertirme en el Nuevo Netanyahu?)

Lo principal es conseguir salir incólume de este follón y mantener el status quo. El status quo es el mejor de todos los mundos.


REFLEXIONES DE ABBAS EN RUTA HACIA WASHINGTON:

Lo más importante es minimizar los daños.

Nada bueno puede salir de todo esto. Está claro. Pero la culpa no debe caer sobre nosotros.

Estoy seguro de que Abu Amar [Yasser Arafat] pensaba lo mismo cuando en 2000 fue arrastrado a Camp David. Sabía que Ehud Barak y Bill Clinton formarían un cascanueces y que él haría el papel de nuez.

OK, Obama no es Clinton. Confío en él. Obama, en efecto, quiere hacer la paz. Pero ¿puede conseguirlo? Hasta ahora, cada vez que lo ha intentado ha acabado cediendo ante Netanyahu. Ahora tiene que obligar a Netanyahu a que prolongue la congelación de los asentamientos. ¿Está en condiciones de hacerlo?

No puedo renunciar a esta exigencia. Estoy sintiendo en la nuca el aliento de Hamás –¡que Alá los castigue! Ya me están maldiciendo por ir a Washington (como si tuviera otra opción). Sería ridículo negociar mientras los israelíes amplían sus asentamientos. Como tan acertadamente lo expresó ese joven, Michael Tarazi: "Es como hablar de dividir una pizza mientras que ellos [los israelíes] se la están zampando".

Hamas está tratando de socavarme el camino de todas las formas posibles. El asesinato de los cuatro colonos israelíes cerca de al-Khalil [Hebrón] estaba pensado para dañar las negociaciones. Es realmente asombroso cómo Hamas y los colonos cooperan para tratar de detener el proceso de paz. Pero el incidente también tiene un lado positivo: el mundo entero ha visto lo que nos aguarda si fracaso.

Hamas dice que estoy al servicio de los estadounidenses. ¿Qué proponen como alternativa? ¿Retomar la lucha armada? ¡Pero si tienen miedo de lanzar sus cohetes Qassam! Los ataques no han logrado nada. Tampoco se puede esperar nada de la opinión pública internacional. Nuestra única opción es confiar en Obama. Cuando en Washington comprendan que el conflicto perjudica sus propios intereses nacionales, como dijo ese general [David Petraeus], los estadounidenses impondrán la paz a los israelíes.

Abu Amar fijó los parámetros y nadie de nosotros puede aceptar menos: Estado palestino con Jerusalén oriental como capital, fronteras del 4 de junio de 1967, intercambios paritarios de territorio, eliminación de todos los asentamientos construidos en nuestro territorio, solución negociada del problema de los refugiados y regreso simbólico de algunas decenas de miles de ellos. Estoy dispuesto a aceptar una fuerza internacional en nuestra tierra, pero en ningún caso una presencia armada israelí. Si consigo ese acuerdo Hamas no tendrá más remedio que apoyarlo. La opinión pública palestina les obligará a ello.

También ellos han leído los resultados de la encuesta del Dr. Nabil Kukali de esta semana: una mayoría inequívoca de palestinos del 2:1 apoya la solución de los dos Estados.

¿Se puede confiar en Obama? Dicen que tras las elecciones de noviembre va a quedar libre de la presión judía. Pero entonces comenzará a pensar en las elecciones presidenciales que se celebrarán dentro de dos años. Sólo si es reelegido -y no estoy muy seguro de que lo sea- será capaz de actuar sin temor al AIPAC.

Mientras tanto, tenemos que aguantar. Eso es lo principal: aguantar y y esperar a que el tiempo haga su trabajo.



PENSAMIENTOS DE OBAMA EN LA VÍSPERA DE LA CONFERENCIA:

Lo más importante es minimizar los daños.

Antes de mi elección pensaba que era posible influir en la gente con la lógica. Al fin y al cabo la paz es esencial tanto para israelíes como para palestinos. ¿Qué posibilidades tiene Israel si dentro de unos años todo el mundo árabe cae en manos de los islamistas extremos? ¿Y qué posibilidades tendrán los palestinos moderados? ¿Es que no lo entienden? Me vuelven loco.

[Henry] Kissinger dijo que Israel no tiene política exterior, sólo política nacional. Eso es cierto también para los palestinos, y -¡ay!-, también para nosotros los estadounidenses. En todas partes la política interna es lo que manda.

La economía está en un atolladero. La situación en Afganistán no puede ser peor. (¿Qué mosca me picaría durante la campaña electoral para prometer que continuaría con esta guerra?) Los chiflados del Tea Party están tomando impulso. Sospecho que el lobby judío los está ayudando en secreto. ¿Quién está dirigiendo la campaña montada en torno a la circunstancia de que no nací en los Estados Unidos? Una judía israelí. ¿Y la campaña sobre que soy musulmán? Otra mujer judía. Quieren acabar conmigo. ¿Y por qué? ¡Porque quiero hacer la paz, que es lo mejor para los intereses de Israel!

Ahora lo principal es conseguir pasar las elecciones de noviembre sin demasiados rasguños. Como le dije a Rahm [Emanuel], en este momento tenemos que hacerle la pelota a los judíos. Es por eso que una y otra vez he apaciguado a ese tipo repugnante, Netanyahu. Ahora tenemos que encontrar un compromiso sobre la moratoria de construcción de asentamientos.

Dios mío, aquí estamos nosotros, líderes responsables del destino de países enteros, ocupados con tonterías como la congelación, en lugar de concentrarnos en forjar una paz que salvaría la vida a miles y decenas de miles de personas!

Lo más importante es dejar atrás el 26 de septiembre, la fecha en la que concluye la moratoria, y luego el 02 de noviembre, fecha de las elecciones. Después de eso, lo que Dios quiera. Después de todo tal vez tenga éxito en crear una situación que me permita presentar mi propio plan de paz e imponérselo. Siempre en voz tan baja, por supuesto.

Diablos, ¿acaso no soy el maldito Presidente de los Estados Unidos de América?
 

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