TEL AVIV, 2 nov (IPS) -
"Los inmigrantes traen muchas enfermedades, como tuberculosis, hepatitis, sarampión, sida y drogas. Si no frenamos ese flujo, el Estado judío estará bajo amenaza", dijo el ministro del Interior de Israel, Eli Yishai, líder del ultraortodoxo partido Shas.
El estereotipo racista esgrimido por Yishai, quien calificó a quienes creen lo contrario de "mojigatos", constituye el último episodio de un afiebrado debate sobre el destino de los inmigrantes a quienes se les ha revocado el permiso de trabajo tras haber tenido hijos mientras residían en Israel.
Pero el primer ministro Benjamín Netanyahu dejó insatisfechos a su compañero de gabinete y a quienes rechazan sus ideas, al postergar el domingo por tres meses su dictamen sobre la expulsión de las familias extranjeras indocumentadas.
Los israelíes albergan sentimientos contradictorios sobre el destino de esos 1.800 niños y niñas de padres extranjeros que hoy se encuentran en peligro de deportación.
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Solicitantes de asilo africanos participando en una cadena humana en Tel Aviv. Foto: Keren Manor