
Durante 62 años, tres generaciones palestinas han estado sometidas al castigo y a la ocupación, sin opción a construir su propio proyecto individual y colectivo. El permanente dominio israelí, los manifiestos fracasos políticos de Al-Fatah y medidas como la construcción del muro durante los últimos años, llevaron al hastío a una población marcada por la represión y la falta de expectativas de mejora, sin fuerzas para responder. En ese contexto, hace siete años, un pequeño pueblo al noroeste de Ramallah, empezó a recuperar la fe, convencidos sus habitantes de que sólo el empeño de la sociedad civil palestina podría cambiar su historia. Hoy, ese sentimiento no sólo se ha activado en 15 localidades más- a través de los comités populares-, sino que ha ido acompañado de un creciente apoyo de actores internacionales. No se alzan en armas, ni apuestan por la violencia, sólo quieren recuperar su tierra y vivir en paz. Como ellos mismos dicen: “Khalas! We are winning” (“¡Basta! Estamos ganando”)...
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