jueves, 24 de junio de 2010

Limpieza étnica en Jerusalén.

Los palestinos de Jerusalén que salen a trabajar al extranjero encuentran a su regreso que su permiso de residencia ha sido cancelado

Amira Hass
Haaretz



Los palestinos que deciden estudiar en el extranjero se están dando cuenta –demasiado tarde– de que han puesto en peligro su derecho a regresar a su ciudad natal.

El pasado miércoles por la tarde un “shabah", un extranjero ilegal, se sentó en la pequeña sala de conferencias del Juez de Distrito de Jerusalén Noam Solberg. Así es como la persona en cuestión fue descrita por Solberg y por un representante del Ministerio del Interior, el abogado Gur Rosenblatt. El residente ilegal sabe leer y escribir en hebreo, pero en la pequeña habitación tenía dificultades para seguir los doctos alegatos del juez argumentando que una persona nacida en el barrio de Jerusalén de Sur Baher hace 43 años, cuyos padres y abuelos y tatarabuelos son nativos de ese mismo lugar, que fue a la escuela primaria y secundaria en Jerusalén, que recientemente pagó 120.000 shekels (25.000€) por un permiso de construcción de la municipalidad de Jerusalén, es un extranjero ilegal. En otras palabras, un delincuente.

Presentemos al delincuente: Doctor Imad Hammada. Padre de tres hijos, con un cuarto en camino. Casado con una enfermera que trabaja en la Mutua de Salud Leumit de Jerusalén. Su biografía incluye otros elementos que podrían sonar muy israelíes: estudió ingeniería eléctrica en Estados Unidos y trabajó en Silicon Valley para pagar sus estudios de doctorado y adquirir experiencia. Especialidad: nanotecnología (un nanómetro es una mil millonésima parte de un metro). Frecuentes visitas a su hogar familiar en Jerusalén.

Es cierto que su estancia en el extranjero se prolongó más de lo esperado, desde 1989 hasta 2007. También eso nos suena familiar. Tres meses después de recibir su doctorado, en agosto de 2007, él y su familia hicieron las maletas y regresaron a casa, un año después de haber recibido la ciudadanía estadounidense. Una compañía israelí y una compañía americana con una sucursal en Israel querían contratarlo pero cambiaron de opinión. El Ministerio del Interior les informó de que el doctor Hammada era un turista.

¿Turista? ¿A santo de qué? Así fue como el doctor Hammada descubrió que el Ministerio del Interior israelí había revocado su estatus de residente. Por medio de la abogada Leah Tsemel hizo una petición a la Corte de Distrito de Jerusalén, actuando como Tribunal de Primera Instancia en Materia Administrativa, para que invalidara la revocación de su permiso de residencia permanente. Durante los últimos tres años ha estado viviendo en su tierra natal, en su ciudad, en la casa de sus padres, sin seguro sanitario para los niños, sin derechos y en peligro constante de ser detenido y expulsado...

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