Eugenio García Gascón
No lo he visto en la prensa, lo he escuchado en Radio Israel: el lunes el presidente Shimon Peres mantuvo una franca conversación con el primer ministro Binyamin Netanyahu y le dijo que para Israel lo importante en estos momentos no es la guerra de propanganda (hasbara) en todo el mundo, que es muy importante, o el mismo abordaje de los barcos de la flotilla de la libertad, que recientemente ha costado la vida a nueve activistas internacionales, y que tanto daño ha causado a Israel, que también lo es. Lo realmente importante, le dijo Peres, es iniciar cuanto antes una seria negociación con los palestinos.
Peres es siempre brillante con la palabra. Durante décadas ha tenido embelesados a los políticos occidentales. Otra cosa muy distinta es lo que hace. Si nos remontamos al principio, baste decir que fue él quien puso en marcha el programa nuclear de Israel para crear la bomba atómica, y que su respaldo fue decisivo a la hora de iniciar la colonización judía de los territorios ocupados palestinos tras la guerra de 1967. Esto pasó hace ya muchos años. Entonces también su discurso iba por un lado (el del pacifismo) y sus acciones por otro (el del militarismo y la ocupación). Han transcurrido los años y Peres sigue sembrando dulces palabritas de amor por todas partes mientras no hace nada para que esas palabritas se conviertan en hechos.
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